Carta Abierta del Pastor: Felipe Fierro, Presidente, Alianza Cristiana y Misionera de Chile
CHILE Y LA ESPIRITUALIDAD Todo el país ha quedado impactado por la destrucción de un Cristo, sacado de una iglesia católica, en el marco de una marcha estudiantil en Santiago. Por la noche de ese mismo día, en la Región de La Araucanía, un grupo de encapuchados, quema una iglesia evangélica, sacando a los fieles que estaban reunidos en un culto. Todas las anteriores quemas fueron en momentos en que no había personas reunidas. Con esta ya van diecisiete iglesias quemadas en esta zona del país. Sí, como usted leyó, son diecisiete (17). La destrucción del Cristo en Santiago y la quema de las iglesias en Temuco no es sólo un atentado contra la iglesia, católica o evangélica, sino un atentado contra la espiritualidad, uno de los elementos fundamentales del ser humano. Una sociedad laica, sin Dios, sin espiritualidad, es una sociedad sin fronteras, sin límites. Una sociedad donde todo vale, sin restricciones, donde sólo se busca satisfacer los deseos propios sin importar la vida de los demás. Ese es el verdadero peligro que hay detrás de todo esto, frente a lo cual me pregunto, ¿ese el país donde queremos vivir? Cerca del 85% de la población chilena se declara cristiana: católica o evangélica, sin embargo, en pos de la instalación de un estado laico, se les invisibiliza y se pretende exterminar toda muestra de espiritualidad en medio de ella, por lo cual no debe sorprendernos que en los próximos meses ya no se pueda hacer clases de religión en las escuelas ni repartir biblias en los hospitales y que Dios sea quitado totalmente de la próxima constitución que se pretende concretar. Estos actos recientes que llaman la atención por la violencia extrema, es uno más de otros tantos con los cuales convivimos en la sociedad actual. Sin embargo, no son hechos aislados. Esta misma sociedad y sus líderes políticos han violentado el derecho a la vida, al legislar y legalizar el aborto en tres causales recientemente. Sostienen de forma violenta una economía de mercado liberal que destruye la naturaleza y contamina todo, sin importar el daño a las personas; desde Antofagasta con la contaminación por el plomo hasta Chiloé por la contaminación de las salmoneras. Vivimos en una sociedad en que todos luchan sólo por sus derechos, olvidando sin embargo sus deberes. Un país donde los más fuertes y con mayor riqueza abusan de los más desposeídos a diario. Un país donde pareciera ser que la vía de conseguir las cosas es a través de la violencia. Un país donde hemos dejado de respetarnos como personas. Hay una manera diferente en que podemos enfrentar la vida, una sociedad que integra a ella la espiritualidad y no la erradica, como se pretende hacer hoy. Un país donde Dios está presente permite mirar a las otras personas con respeto y con amor. Un país donde Dios está presente promueve la búsqueda del actuar de manera justa, propicia perdonar, ser compasivos, generosos, bondadosos. Todo lo anterior es posible porque entendemos que en toda persona hay dignidad, una dignidad que va más allá del poder económico que posea, de la educación que alcanzó o del color de la piel que tenga. La dignidad humana radica en que cada uno de nosotros hemos sido hechos a imagen y semejanza de Dios, lo cual nos da un alto valor, pero al mismo tiempo nos coloca en una misma plataforma, en un plano de igualdad y valor intrínseco que debe ser respetado en todo orden y en toda situación. Una sociedad sin Dios, sin espiritualidad está destinada al fracaso a la destrucción, es cosa de mirar la historia. Un país donde Dios es parte esencial de todo su accionar, puede progresar atendiendo con verdadera justicia las necesidades que sin duda siempre estarán presentes. ¿Cuál es el país en que deseamos vivir? FELIPE FIERRO BASTÍAS PRESIDENTE NACIONAL ACyM de Chile Temuco, junio de 2016.
0 Comentarios
Deja una respuesta. |
NoticiasEn esta sección todas las noticias de nuestra iglesia. Anteriores
Enero 2018
Categorías |