Pero gracias a él ustedes están unidos a Cristo Jesús, a quien Dios ha hecho nuestra sabiduría - es decir, nuestra justificación, santificación y redención - 1 Corintios 1.30
Más y más nos damos cuenta de la suprema importancia de tener claro el significado de la santificación - no es una bendición sino una unión personal con el salvador, y el Espíritu Santo que mora en nosotros. Miles de personas se pierden una vez que emprenden el camino de la santidad. Se ven fracasados y tropezándose y al final están perplejos por su situación. Concluyen entonces que están equivocados en su experiencia. Empiezan de nuevo, emprendiendo lo mismo, y fracasan otra vez. Exhaustos por todos sus esfuerzos, concluyen que su experiencia es nada más que una ilusión o por lo menos algo que para ellos no es posible. Al final vuelven a su vida pasada y su estado llega a ser peor que antes. Lo que se necesita hoy es satisfacer el hambre que tienen y darles la verdad divina y permanente que clarifique que la santificación no es un estado, sino más bien es Cristo, como una persona viviente que está esperando entrar al corazón que esté dispuesto a recibirle. Cita Bíblica: "Pero gracias a él ustedes están unidos a Cristo Jesús, a quien Dios ha hecho nuestra sabiduría - es decir, nuestra justificación, santificación y redención" 1 Corintios 1.30
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“Dejen que el Espíritu les renueve los pensamientos.” Efesios 4:23 (NTV)
A lo largo de la Biblia vemos una importante verdad ilustrada una y otra vez: El Espíritu Santo libera su poder en el momento en que se da un paso de fe. Cuando Josué se enfrentaba a una infranqueable barrera, las aguas del río Jordán retrocedieron sólo después de que los líderes avanzaron dentro de una precipitada corriente de agua en obediencia y fe. La obediencia desata el poder de Dios. Dios espera que actúes primero. No esperes sentirte poderoso ni confiado. Avanza con tus debilidades, haciendo lo correcto a pesar de tus miedos y sentimientos. Esta es la forma en que colaboras con el Espíritu Santo, y es así cómo se desarrolla tu carácter. La Biblia compara el crecimiento espiritual con una semilla, con un edificio y con un niño en crecimiento. Cada metáfora requiere una activa participación: las semillas deben ser plantadas y cultivadas, los edificios deben ser construidos - no aparecen solos - y los niños deben comer y hacer ejercicio para crecer. Aunque el esfuerzo no tiene nada que ver con tu salvación, si tiene mucho que ver con tu crecimiento espiritual. Al menos siete veces en el Nuevo Testamento se nos dice que "hagamos todo el esfuerzo posible" en nuestro crecimiento espiritual para llegar a ser más como Jesús (Lucas 13:24, Romanos 14:19, Efesios 4: 3, 2 Timoteo 2:15, hebreos 4:11; 12:14, 2 Pedro 3:14). No estés sentado esperando que esto suceda. Pablo explica en Efesios 4:22-24 nuestras tres responsabilidades para parecernos más a Cristo: Primero, debemos dejar ir las viejas formas de actuar. “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos.” (Efesios 4:22 RVC). Segundo, debemos cambiar nuestra manera de pensar. “dejen que el Espíritu les renueve los pensamientos.” (Efesios 4:23) La Biblia dice nosotros somos “transformados” por la renovación de nuestras mentes (Romanos 12:2). La palabra griega para "transformado" es metamorfosis (usada en Romanos 12:2 y 2 Corintios 3:18), y se usa hoy para describir el asombroso cambio que una oruga experimenta para convertirse en una mariposa. Es una hermosa descripción de lo que nos sucede espiritualmente cuando permitimos que Dios dirija nuestros pensamientos: Somos cambiados de adentro hacia afuera, nos volvemos más hermosos y nos liberamos para elevarnos a nuevas alturas. Tercero, debemos revestirnos con el carácter de Cristo desarrollando nuevos hábitos piadosos. Tu carácter es esencialmente la suma de tus hábitos; esta es la forma que habitualmente actuamos. No se queden sentados esperando a que el crecimiento espiritual ocurra. ¡Sé obediente para que puedas liberar el poder de Dios en tu vida! Reflexiona sobre esto:
“Este trabajo debe continuar hasta … convertirnos en gente madura, vernos tal como Cristo y tener toda su perfección.” Efesios 4:13
Ser como Cristo, es un proceso de crecimiento, largo y lento, dice Warren. La madurez espiritual no es ni instantánea ni automática; es un desarrollo gradual, progresivo que tomará el resto de tu vida. Refiriéndose a este proceso, Pablo dijo, " Este trabajo debe continuar hasta que … convertirnos en gente madura, vernos tal como Cristo y tener toda su perfección” (Efesios 4:13). Es un trabajo en progreso. Tu transformación espiritual en el desarrollo del carácter de Jesús tomará el resto de tu vida, y aun así, no se termina aquí en la tierra. Se terminará sólo cuando llegues al cielo o cuando Jesús regrese. En ese momento, cualquier trabajo de tu carácter que quede sin terminar, será terminado. La Biblia dice que cuando seamos finalmente capaces de ver a Jesús perfectamente, nos convertiremos perfectamente en como Él es: "Queridos amigos, ya somos hijos de Dios, pero él todavía no nos ha mostrado lo que seremos cuando Cristo venga; pero sí sabemos que seremos como él, porque lo veremos tal como él es.” (1 Juan 3:2). Mucha confusión en la vida cristiana, viene de ignorar la simple verdad de que Dios está más interesado en desarrollar nuestro carácter, que en otra cosa. Nos preocupamos cuando Dios parece estar silencioso sobre temas específicos tales como "¿Qué carrera debo elegir?" La verdad es que hay muchas carreras diferentes que podrían estar en la voluntad de Dios para tu vida. Lo que a Dios más le interesa es que lo que sea que tú hagas, lo hagas de una manera semejante a Cristo (1 Corintios 10:31; 1 Corintios 16:14; Colosenses 3:17, 23). Dios está mucho más interesado en quien tú eres que en lo que tú haces. Somos seres humanos, no hacedores humanos. Dios está mucho más preocupado por tu carácter, que por tu carrera, porque te vas a llevar tu carácter a la eternidad, no tu carrera. El propósito de Dios es hacernos como Él antes de que Él nos lleve al cielo. Este es nuestro mayor privilegio, nuestra responsabilidad inmediata y nuestro destino final. Reflexiona sobre esto:
“Por eso, ya no vivan ni se conduzcan como antes, cuando los malos deseos dirigían su manera de vivir. Ustedes deben cambiar completamente su manera de pensar, y ser honestos y santos de verdad, como corresponde a personas que Dios ha vuelto a crear, para ser como él.” Efesios 4:22-24 (TLA).
Muchas religiones y filosofías de la Nueva Era promueven la vieja mentira de que somos divinos o podemos convertirnos en dioses. Permítanme ser absolutamente claro: nunca te convertirás en Dios o serás un dios, dice el Dr. Rick Warren. Esta arrogante mentira es la tentación más antigua de Satanás. Satanás le prometió a Adán y Eva que si seguían su consejo, serían "como dioses" (Génesis 3:5). Este deseo de ser un dios aparece cada vez que tratamos de controlar nuestras circunstancias, nuestro futuro y la gente que nos rodea. Pero como criaturas, nunca seremos el Creador. Dios no quiere que te conviertas en un dios; Él quiere que seamos piadosos, asumiendo sus valores, actitudes y carácter. Estamos destinados “Por eso, ya no vivan ni se conduzcan como antes, cuando los malos deseos dirigían su manera de vivir. Ustedes deben cambiar completamente su manera de pensar, y ser honestos y santos de verdad, como corresponde a personas que Dios ha vuelto a crear, para ser como él.” Efesios 4:22-24 (TLA). El objetivo final de Dios para tu vida en la Tierra no es la comodidad sino el desarrollo de tu carácter. Él quiere que crezcas espiritualmente y te conviertas como Cristo. Convertirse en Cristo no significa perder tu personalidad o convertirte en un clon sin cerebro. Dios creó tu singularidad, así que ciertamente Él no quiere destruirla. La semejanza de Cristo se trata de transformar tu carácter, no tu personalidad. Dios quiere que desarrolles el tipo de carácter que se describe en las Bienaventuranzas de Jesús, el fruto del Espíritu, el gran capítulo de Pablo sobre el amor y la lista de Pedro de las características de una vida efectiva y productiva (Mateo 5: 1-12, Gálatas 5:22-23, 1 Corintios 13, 2 Pedro 1: 5-8). Cada vez que te olvides de que el carácter es uno de los propósitos de Dios para tu vida, te sentirás frustrado por tus circunstancias. Te preguntarás, "¿Por qué me está sucediendo esto? ¿Por qué estoy teniendo un momento tan difícil? "Una respuesta es que la vida se supone que sea difícil. Es lo que nos permite crecer. Recuerda, la Tierra no es el Cielo. Muchos cristianos interpretan mal la promesa de Jesús de la "vida abundante" (Juan 10:10) piensan que significa: salud perfecta, un estilo de vida cómoda, felicidad constante, realización plena de tus sueños y alivio inmediato de los problemas a través de la fe y la oración. En pocas palabras, esperan que la vida cristiana sea fácil. Esperan el cielo en la Tierra. Esta perspectiva egoísta trata a Dios como un genio que simplemente existe para servir en tu búsqueda egoísta de la realización personal. Pero Dios no es tu siervo, y si crees en la idea de que la vida se supone que sea fácil, te sentirás desilusionado o vivirás en la negación de la realidad. ¡Nunca olvides que la vida no es solo sobre ti! existes para los propósitos de Dios, no viceversa. ¿Por qué Dios proveería el cielo en la Tierra cuando planeó lo real para ti en la eternidad? Dios nos da nuestro el tiempo en la Tierra para desarrollar y fortalecer nuestro carácter para el Cielo. Reflexiona sobre esto:
“Enójense, pero no pequen; no se ponga el sol sobre su enojo ni den lugar al diablo.” Efesios 4:26-27 (RVA)
Cuando le das lugar al diablo en tu vida, él toma una fortaleza. ¿Qué significa eso? Si le das a Satanás el control de una pequeña parte de tu vida, pronto se hará cargo de todo. Le das lugar en tu vida, y él lo convierte en una fortaleza. Permítanme explicarlo, dice Rick Warren, de esta forma: Un día, las fuerzas aliadas aterrizaron en las playas de Normandía. Era fundamental que establecieran un fuerte en la playa, — es decir, un lugar en la playa que les permita establecer un área de preparación para traer más hombres y equipo para la batalla. Desde ese pequeño lugar, las fuerzas aliadas pudieron empujar hacia el interior en un esfuerzo por liberar a Francia. Pero Satanás no está tratando de liberarte. Él quiere establecer un lugar en tu vida con el fin de tomar más y más de ella. Una vez que se profundiza lo suficiente en un área de pecado, convierte el lugar en una fortaleza, y hace que sea más difícil para ti tomar de nuevo el control de tu vida. ¿Cómo Satanás consigue un lugar en tu vida? En Efesios 4:27, el ejemplo es el enojo, pero podría ser cualquier emoción negativa. Si llenas tu vida de preocupaciones, él ha ganado un lugar en tu vida. Si llenas tu vida de resentimiento, él ha ganado lugar en tu vida. Si permites que la culpa se convierta en vergüenza, Satanás tiene lugar en tu vida. El Apóstol Pablo dice que la mejor manera de lidiar con estas emociones negativas es inmediatamente. Él dice: "Enójense, pero no pequen; no se ponga el sol sobre su enojo ni den lugar al diablo" (Efesios 4:26-27). Tú decides hacerle frente de inmediato. De lo contrario, la emoción negativa infectará tu corazón y le darás a Satanás la oportunidad de establecer un lugar en tu vida. Reflexiona sobre esto:
“Debían quitarse el ropaje de la vieja naturaleza, la cual está corrompida por los deseos
engañosos; ser renovados en la actitud de su mente; y ponerse el ropaje de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios, en verdadera justicia y santidad.” Efesios 4:22b-24Si quieres tener un cambio duradero en tu vida… eso incluye tu forma de pensar para que honres a Dios a través de las cosas que piensas y permites en tu mente. Efesios 4:22b-24 dice, “Debían quitarse el ropaje de la vieja naturaleza, la cual está corrompida por los deseos engañosos; ser renovados en la actitud de su mente; y ponerse el ropaje de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios, en verdadera justicia y santidad” (NVI). Date cuenta de que hay un quitarse y un ponerse. Tú salud realmente se resume en detener algo que vienes haciendo y empezar a hacer algo que tienes que hacer. Deja de poner cosas negativas e hirientes en tu cuerpo, y comienza a ponerte cosas que edifican. Deja de poner cosas negativas e hirientes en tu mente, y comienza a observar y escuchar las que edifican de Jesús y te hacen más como él. En la renovación de tu mente, tienes que quitar antes de poder poner. Digamos que vas a una tienda a buscar un abrigo nuevo. Tomas uno y entras con él a un probador. Si ya estás usando un abrigo, no entras ahí y te pones el abrigo nuevo sobre tu viejo abrigo. Eso sería poco sabio, ¡pues no vas a saber si te queda! Lo que tiene sentido es que te quites el abrigo viejo antes de ponerte el nuevo. Eso es verdad espiritualmente, emocionalmente y mentalmente, también. Te tienes que quitar lo viejo antes de ponerte lo nuevo. (RW) Reflexiona sobre esto:
El vestido elegante de una mujer hindú (el sari) se ata a su persona con un solo nudo. Un panel largo de tela envuelve su cuerpo para reposar sobre ella como un traje hecho a la medida. Al final se ata con un pequeño nudo y toda la envoltura de tela se sostiene con esa simple atadura.
Es así en nuestra vida espiritual; nuestros hábitos de gracia pueden compararse a vestimentas. Es verdad que la vestimenta del amor, que es el precioso adorno del hijo de Dios, se ata con pequeños nudos. Si usted lee primera de Corintios capítulo 13 con detención, verá que la mayoría de las cualidades del amor se expresan en términos negativos. 4 El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso.5 No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor.6 El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Aquí están los nudos suficientes como para sostener la envoltura de nuestra vestimenta espiritual. Aquí también están las razones para entender el fracaso de muchos, la razón por la cual andan desnudos, o con vestimentas deterioradas, permitiendo que otros vean su vergüenza y fracaso. Cuidemos nuestros “nudos”. Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad(Filipenses 2.13)
Hay dos actitudes que deben caracterizar la entrega de nuestra voluntad a Dios. Primero, debemos tener una voluntad rendida. Aquí es donde todos debemos comenzar, cediendo al Señor nuestra voluntad natural y dejando que él se posesione de ella. Pero después, él quiere que tengamos una voluntad victoriosa. Apenas él recibe nuestra voluntad, total y honestamente rendida, él quiere poner su voluntad en la nuestra y así hacerla más comprometida a él. Ya no es nuestra voluntad, sino su voluntad. Y, habiendo cedido a su deseo y habiéndonos puesto bajo su dirección, él quiere poner toda la fuerza e intensidad de su gran voluntad y así hacernos fuertes, positivos, victoriosos e inamovibles—como él mismo. No se cumpla mi voluntad, sino la tuya (Lucas 22.42). Este es el primer paso. Padre, quiero que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy (Juan 17.24). Esa es la segunda actitud. Ambas son divinas; ambas correctas; ambas necesarias para vivir bien y trabajar exitosamente en el Señor. Un pequeño niño, atribulado en su corazón, corre a los brazos de su madre para que lo consuele, queriendo contarle toda la historia de su problema. Pero en el minuto que la madre toma a su hijo en brazo y le expresa su amor, el niño se ve envuelto en la dulzura y afecto maternal y se olvida contarle su problema; y, en unos minutos se olvida de toda la triste historia. Se ha amado la pena hasta el olvido y la madre ha tomado ese lugar en el corazón del niño.
De esta manera nos consuela el Señor. Soy yo, no tengan miedo, son sus palabras de calma y tranquilidad. Las circunstancias no se han alterado, pero él mismo ha entrado a satisfacer toda necesidad para así olvidarnos todas las cosas en su agraciada presencia—y él entonces es nuestro todo, en todo. Yo exhalo mis dolores sobre tu tierno y amado pecho / yo inhalo tu gozo y aliento, tu paz y descanso. Yo exhalo mis anhelos en tu atento y amado oído / yo inhalo tu respuesta, / calmando así toda duda y temor.[i] [i] Poema en inglés del Dr. Simpson: I am breathing out my sorrow on Thy kind and loving breast; breathing in Thy joy and comfort, breathing in Thy peace and rest. I am breathing out my longings In Thy listening, loving ear; I am breathing in Thy answer, stilling every doubt and fear. Esta es una preciosa promesa. La traducción es muy acertada y de mucha inspiración. No es sólo que no caigamos, el Señor quiere guardarnos de tropiezos.
Leemos en Romanos 4.20 que Abraham ante la promesa de Dios no vaciló como un incrédulo, sino que se reafirmó en su fe y dio gloria a Dios.El Señor quiere que caminemos sin titubeos o vacilaciones para que así no perder la línea recta en sus regimientos que enfrentan al enemigo. Son los pequeños tropiezos en la vida que nos desalientan y entorpecen nuestro caminar; y la mayoría de estos tropiezos son por trivialidades. Satanás prefiere tumbarnos con una pluma que con un revólver. Es honor grande para él derrotar a un hijo de Dios con algo insignificante que con una gran tentación. Amados, cuidémonos de las pequeñas cáscaras de plátano con las que podemos resbalarnos en nuestro caminar. Cuidado con esas zorras pequeñas que arruinan nuestros viñedos (Cantar de los Cantares 2. 15). También cuidémonos de la pequeña mosca que puede malograr un caro ungüento. Son cosas pequeñas que también nos llevan a la perfección y avanzamos en nuestra vida cristiana, Dios exigirá más y más obediencia de nosotros en cosas que nos parecen más pequeñas e insignificantes. Cita Bíblica: Al único Dios, nuestro Salvador, que puede guardarlos para que no caigan - Judas 24 |
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