Percances y privilegios atienden la vida del creyente. Mientras más nos acercamos al Señor, más son las luchas contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales.[i]
El lugar más seguro está en la obediencia a la Palabra de Dios, en un compromiso serio del corazón y en una vigilancia santa. Cuando un creyente piensa que ya no es necesario ser vigilante, corre peligro. Caminemos en íntima y santa confianza, a su vez con una humilde y santa vigilancia, y él ha de guiar los pasos de sus fieles. ¡Al único Dios, nuestro Salvador, que puede guardarlos para que no caigan, y establecerlos sin tacha y con gran alegría ante su gloriosa presencia, sea la gloria, la majestad, el dominio y la autoridad, por medio de Jesucristo nuestro Señor, antes de todos los siglos, ahora y para siempre! Amén (Judas 24-25). Muchas veces nos preguntamos ¿qué hemos de hacer o cómo hemos de responder? La respuesta Dios nos la ha dado, hay que responder como Cristo lo hizo. Cuando tentación vil acedia, y dardos crueles nos apuntan, nuestra armadura celestial siempre será: ¿Cómo respondería Cristo?[ii] [i] Efesios 6. 11-13 11 Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo.12 Porque nuestra lucha no es contra *seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales.13 Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día malo puedan resistir hasta el fin con firmeza. [ii] Poema del Dr. Simpson: What to do we often wonder, As we seek some watchword true, Lo, the answer God has given, What would Jesus do? When the shafts of fierce temptation, With their fiery darts pursue, This will be your heavenly armor, What would Jesus do?
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