Reflexión 02 de Agosto 2020
“Así que tengan cuidado de cómo viven. No vivan como necios sino como sabios. Saquen el mayor provecho de cada oportunidad en estos días malos. No actúen sin pensar, más bien procuren entender lo que el Señor quiere que hagan” (Efesios 5. 15-17).
El gran tema de la carta de Pablo a los hermanos en Efeso, sin duda es la nueva humanidad que Dios ha creado en Cristo, un “nuevo hombre”, una “nueva mujer”, nacidos y engendrados por Dios cómo lo revela el Evangelio de Juan al señalar “Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios. Estos no nacen de la sangre, ni por deseos naturales, ni por voluntad humana, sino que nacen de Dios” (Juan 1. 12, 13). Y dada esta nueva realidad espiritual, es que Pablo se esfuerza por explicar y enseñar a los efesios las implicancias en la vida diaria de lo que esto significa.
La ciudad de Éfeso era similar a lo que son hoy las grandes ciudades cosmopolitas, tales como Nueva York, Sao Paulo, Ciudad de México u otras, debido al comercio, a la expresión multicultural, a la libertad en las distintas expresiones religiosas, muchas de ellas paganas e idólatras, además de la fuerte presencia de hechicería y muchas otras expresiones como consecuencia de la violencia y la sensualidad imperantes.
Pablo quería animarles a vivir esta nueva humanidad que no sólo se manifestaba en el ámbito de lo espiritual o lo religioso, sino que también tenía el poder para influir en la cultura a través de una nueva y poderosa forma de vivir. Por eso es que el apóstol hace un llamado a la unidad (Ef. 4. 1-16) y a la pureza (Ef. 4. 17- 5. 20) de ellos, como un testimonio vivo del Reino de Dios que debía influenciar a la ciudad de Éfeso.
Y es en este contexto que Pablo los llama a estar atentos, vigilantes en sus hábitos, costumbres y forma de vida, de modo de diferenciarse de los no creyentes, sabiendo aprovechar los espacios de oportunidad que se les presentaran para hacer la voluntad del Señor, cómo lo dice en el verso de hoy, “…no actúen sin pensar, más bien procuren entender lo que el Señor quiere que hagan”.
Dicho de otro modo, y considerando en nosotros esta enseñanza entregada a los efesios, es vivir cada día con el desafío de ser diferentes, renacidos en Cristo, atentos a lo que en torno a nosotros sucede para ser oportunos en bendecir, en ayudar, pero en absoluta comunión con nuestro Señor de manera de obedecer lo que Él quiera hacer a través de nosotros. Es evidente que el llamado es a desarrollar una vida sabia y activa, sensible, comprometida, pero sujeta siempre a Cristo y su Espíritu en nosotros. ¡Qué privilegio hermanos y hermanas, pero que desafío!
Que la voluntad de Dios se realice en nuestra sociedad y cultura, tiene que ver con nosotros, su Iglesia. De esta manera se debe materializar la presencia de Cristo en la ciudad, en la familia, en las empresas, en las Universidades, en los barrios y condominios, en las reparticiones públicas, en las cárceles, en los hospitales, en los tribunales, en los colegios, en todas partes donde se encuentre un hijo o hija de Dios, engendrados por Él y para Él.
Como bien lo dijo el apóstol Pablo “Y la iglesia es el cuerpo de Cristo; él la completa y la llena…” (Efesios 1. 23). Si Cristo llena totalmente su Iglesia y la completa, quiere decir que ella debe ser la manifestación de Su amor, de Su misericordia, y de Su gracia. Cristo manifestado y visible a través de nosotros. ¡Que Dios nos ayude!
Pr. Guillermo Hernández P.