Reflexión 29 de Noviembre 2020
“De hecho, en el evangelio se revela la justicia que proviene de Dios, la cual es por fe de principio a fin, tal como está escrito: «El justo vivirá por la fe.» (Romanos 1. 17).
El apóstol Pablo revela una de las claves del Evangelio, la fe. Es tan importante y relevante, que activa la justicia de Dios.
Increíblemente, toda la iniciativa de Dios de salvar y perdonar al hombre y la mujer, se hace realidad a través de la fe en la sangre derramada por Jesucristo en la cruz. Pablo lo expresa claramente un poco más adelante en su carta a los hermanos en Roma, de ésta manera: «Esta justicia de Dios llega, mediante la fe en Jesucristo, a todos los que creen. De hecho, no hay distinción, pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, pero por su gracia son justificados gratuitamente mediante la redención que Cristo Jesús efectuó. Dios ofreció a Jesucristo como un sacrificio de expiación que se recibe por la fe en su sangre, para así demostrar su justicia. Anteriormente, en su paciencia, Dios había pasado por alto los pecados; pero en el tiempo presente ha ofrecido a Jesucristo para manifestar su justicia. De este modo Dios es justo y, a la vez, el que justifica a los que tienen fe en Jesús» (Romanos 3. 22-26).
El perdón de Dios, que nos permite tener la certeza de la salvación y la vida eterna, es un acto de amor y misericordia que NACE DE ÉL, de manera gratuita, que SOLO es posible alcanzarlo por la fe en Jesucristo. Categóricamente, Pablo afirma que nada tienen que ver las obras, pues es un regalo de Dios que requiere de nuestra fe.
Es como si le dijésemos a Dios con un corazón sincero y humillado: «gracias por éste regalo Señor, creo que Jesucristo murió por mí y que me has perdonado».
Hermanos y hermanas queridos, por esto es que siempre debe haber en nosotros gratitud hacia Dios, porque nos ha perdonado; su justicia y perdón llegó a nuestra vida a través de la fe en Jesucristo, su Hijo. Y es una iniciativa de Él, solo por su gracia. Nada tienen que ver nuestros méritos, las cosas buenas que hacemos, las obras solidarias y generosas que podamos realizar, como dice el apóstol Pablo. Es un regalo absoluto de Dios. ¡Gracias Señor!
Pr. Guillermo Hernández P.